Resulta difícil hablar de algo cuando uno forma parte de esa historia. Pero no puedo menos que hacer memoria agradecida de lo que vivimos este sábado, cinco de junio, en el estreno del musical ‘Skate Hero’.
Después de unos meses de ilusionado trabajo ayer pudimos representar el musical en el que habíamos estado trabajando primero para representar en Gales, y luego, a petición de la familia del propio Ignacio, en su ciudad, Las Rozas.
Fueron dos sesiones, para poder llegar al máximo número de gente, pero podían haber sido muchas más. El aforo para las dos sesiones se llenó en tan solo veinte minutos cuando se abrieron las taquillas. Todo hacia anticipar lo que luego viviríamos. Y no era para menos. La figura de Ignacio, su gesto heroico que hace cuatro años conmovió al mundo entero, hoy sigue vivo, quizás más vivo que nunca.
Y se sucedieron los medios de comunicación que se hicieron eco del sencillo homenaje que este grupo de jóvenes quería rendir a Ignacio. Revistas, periódicos e incluso la televisión, nos sorprendieron con su interés por la historia y ayudaron a que lo conociese mucha más gente.
Personas… e instituciones, porque el Ayuntamiento se volcó en la organización del acto y con la presencia de su alcalde, D. José de la Uz. Y pudimos contar también con la presencia del cardenal de Madrid, D. Carlos Osoro. ¡Hasta los Reyes de España quisieron hacerse presentes, de alguna manera, enviando unas palabras de acogida y apoyo!
Las emociones se intensificaron entre ritmos de canciones, recordando las últimas veinticuatro horas de la vida de Ignacio, siguiendo fielmente la información que hay en el libro de su propio padre, ‘Así era mi hijo Ignacio, el héroe del monopatín’. Emociones que llegaron a su clímax en el momento final, en el que sus propios padres nos agradecieron la realización del musical, leyeron el mensaje de los Reyes y nos hicieron entrega de una tabla de monopatín de Ignacio, para que la custodiáramos.
¿Qué deciros? Pues que tengo la sensación de estar siendo parte de algo grande, mucho más grande que nosotros mismos. Que la vida de Ignacio, de alguna manera, sigue latiendo en estos jóvenes que ayer se subieron al escenario para cantar y contar que vale la pena dar la vida por amor.
Por eso, las palabras de Guillermo, el amigo de Ignacio, en el homenaje que el Ayuntamiento de las Rozas le rindió tras el atentado, se han vuelto a hacer realidad. Guillermo gritó entonces, mientras los skaters mostraban en alto su monopatín como sentido homenaje, que no habían matado a Ignacio. ‘Mirad, mirad lo que habéis conseguido. Esta ola de esperanza’.
Creo que no hay mejor expresión para contar lo que vivimos ayer. Una ola de esperanza. E corazón de estos jóvenes vibra al ritmo de la música, del skate, del surf. Pero también al ritmo de la entrega, de la amistad, de la fe. Late al mismo ritmo que latía el corazón de Ignacio.
Por eso no es una esperanza vacía, meramente sentimental. El corazón de Ignacio late ahora en el corazón de los cincuenta jóvenes que han puesto lo mejor de sí mismos ayer sobre el escenario y que quieren seguir el ejemplo de Ignacio, dar la vida por amor, en el día a día. Su muerte no fue en vano. La vida de Ignacio se ha multiplicado. En verdad una ola de esperanza se levantó ayer en Las Rozas.