Se celebra esta semana la Cumbre del Clima en Madrid. Una ocasión para que toda la sociedad se conciencie de un problema real en el que todos estamos implicados. Y de una manera muy especial, una ocasión para que todos los educadores seamos conscientes de ello y de nuestra labor con las nuevas generaciones.

Precisamente por ello hemos de tener en cuenta varios aspectos importantes. Quizás el primero e importante es el de estar atentos a las claves más ideologizadas y políticas que siempre se cuelan en este tipo de problemáticas en forma de ‘slogans’. Como educadores hemos de acercarnos y acercar a los alumnos al análisis de la realidad, una realidad compleja, y tener en cuenta el que no sea una mera trasmisión de una nueva ideología, que como todas se abren paso por la puerta de la parte de verdad y bien que defienden, pero que pueden colar otros elementos negativos. Así es el caso de si para poder salvar el planeta nos plantean que el problema es el ser humano, y que somos demasiados. Una visión negativa del ser humano, no poner la centralidad en las personas, es una deformación en la visión del problema del cambio climático.

Y a continuación debemos, sin duda, ser capaces de trasladar a nuestros alumnos actitudes y mentalidades que ayuden a que desde la ciudadanía generemos un nuevo estilo de vida. Hay mucho que como educadores podemos aportar. Educar en el amor y cuidado de la Naturaleza, de la cual no somos dueños sino administradores, educar en la austeridad y el autodominio, educar en la valoración de la vida. Conscientes de que para educar no son suficientes los símbolos, sino que hay que generar actitudes positivas que pasen a formar parte de la vida de las personas. Simplemente, dicho en clave actual, que trabajemos desde un saber competencial, no solo teórico.

Veamos esta Cumbre del Clima como una ocasión para nuestra labor como educadores y aprovechemos este momento que está de actualidad… y el resto del curso para concienciar en este tema tan urgente y vital.