Por Javier Segura

Esta semana ha vuelto a saltar a la prensa una nueva polémica sobre la educación afectivo sexual que se está impartiendo en nuestros colegios. El motivo ha sido la publicación por parte del Ayuntamiento de la madrileña localidad de Getafe de la colección ‘Rebeldes de género’.

Esta colección, que el Ayuntamiento ha hecho llegar a los centros de Educación Primaria y Secundaria de la población getafense, pretende enseñar a los niños a partir de doce años a ‘despatriarcar’ sus relaciones sexuales. Lo componen un total de seis publicaciones (‘Despatriarcando el sexo’, ‘Despatriarcando el amor’ ‘Despatriarcando masculinidades’, ‘Despatriarcando parejas’, ‘Despatriarcando lenguajes y ‘Despatriarcando cuerpos’). Y, según dice el Consistorio, pretende educar a los niños y jóvenes en unas relaciones sexuales libres e iguales.

Evidentemente lo primero que salta a la vista es lo más grosero. Amparándose en un supuesto lenguaje libre de tabúes, hacen un acercamiento chabacano a la sexualidad en la más pura ideología de género, alentando las relaciones sexuales tempranas. Y no faltan, ¡cómo no!, la ridiculización de lo religioso mofándose de la figura de la propia Virgen María.

Uno tiende a pensar que algunos de nuestros políticos tienen obsesión con el sexo y le da auténtica pena que sea la única alternativa que se le ocurra ofrecer a la alcaldesa de Getafe a nuestros jóvenes. Es tener en muy poca estima a los propios jóvenes, pues apela a sus más instintivas pasiones. Parece que el sexo es la única y mayor aspiración de los jóvenes, para nuestros políticos. Yo también invitaría a los jóvenes a apagar la televisión, como dice el panfleto, pero para abrirse a la Naturaleza, a la solidaridad, a la interioridad, al compromiso, a la responsabilidad, a la entrega, al sacrificio por los demás…

Pero el problema es que esto no es una simple salida de pata de banco. No es que se les haya ido la mano. La realidad más triste y peligrosa es que hay un proyecto cultural que están construyendo, del que estas publicaciones son solo una pequeña muestra.

El ‘hetereopatriarcado’ que según esta publicación hay que destruir, era una palabra que hace no mucho tiempo nos sorprendía al oírla y nos hacía esbozar una sonrisa por ridícula. Hoy es un concepto conocido por toda la población y acogido por parte de ella sin ningún filtro.

¿Sólo un concepto? ¿Es una simple opción política? No, es mucho más. Yo diría que es la ‘religión’ de quienes viven desde esa ideología. Es lo que da sentido a su vida, la razón que tienen para luchar, lo que estructura todo su pensamiento y sus relaciones con los demás. Ocupa el espacio que para un creyente tiene Dios. Es una auténtica propuesta de sentido de vida.

Por eso es tan difícil, si no imposible, un diálogo. Simplemente porque no se establece en el mismo nivel de interlocución. No es una idea política que se contrasta racionalmente con otra idea política. Para quien vive desde ese conglomerado de ideologías (género, feminismo, animalismo, globalismo, transhumanismo…) esta forma de pensar se convierte en su forma de ser, en su propia identidad, en el sentido de su vida. En su ‘religión’.

Por eso hacen ‘apostolado’ y nos quieren convencer a todos. Porque nos tienen que ‘salvar’. Y tienen que salvar a los niños de sus propios padres que piensan de otra forma, porque no piensan de la forma correcta. Porque quienes viven desde esas claves de sentido, lo sabemos bien, no admiten ninguna otra forma de pensar.

La anécdota de esta iniciativa del Ayuntamiento de Getafe y otras muchas acciones similares que se van implantando en el panorama educativo, como el proyecto Skola de la Comunidad Foral de Navarra, por ejemplo, son la punta del iceberg que nos hace ver el gran desafío social y cultural al que nos enfrentamos. Lo que nos proponen y quieren imponernos es una alternativa total al modelo de persona y sociedad que tiene sus raíces en el cristianismo.

Y quienes lo están promoviendo, lo saben. Es necesario que también nosotros despertemos y nos demos cuenta de ello.